Hoy vamos a hacer una actividad diferente, curiosa y muy creativa: vais a convertir vuestra propia cara en palabras, y después usaremos esas palabras para que una Inteligencia Artificial genere una imagen de cómo cree que sois.
Pero no os preocupéis: nadie tiene que enseñar fotos ni compartir nada que no quiera. Cada persona controla su propio proceso.
La idea central es muy sencilla: para crear bien, primero hay que observar bien. Y observarnos a nosotras y nosotros mismos es un ejercicio perfecto para entrenar la mirada artística.
¿Qué vamos a hacer exactamente?
Primero os vais a mirar con calma. Pero con calma de verdad. No vale el vistazo rápido del espejo por la mañana. Me refiero a mirar vuestra cara como si fueseis artistas que buscan detalles: la forma del rostro, cómo son los ojos, qué curvas tiene la nariz, qué forma tienen los labios, cómo se marcan los pómulos, cómo cae el pelo, qué rasgos os hacen únicas o únicos.
Después, vais a buscar vocabulario que os ayude a describir esos rasgos. Existen un montón de palabras que probablemente no habíais usado nunca:
→ ojos almendrados, nariz aguileña, labios en forma de corazón, cejas arqueadas, mandíbula marcada, pómulos prominentes…
Si no sabéis cómo describir algo, buscadlo. Ese es parte del aprendizaje: descubrir nuevas formas de nombrar lo que vemos.
Cuando tengáis claro lo que queréis decir, escribiréis un texto descriptivo completo, como si hablaseis de una persona a la que otra persona no puede ver. Cuanto más claro y ordenado, mejor. No se trata de juzgaros ni de buscar defectos; se trata de aprender a observar y a expresaros con precisión.
El momento tecnológico
Una vez que tengáis vuestra descripción, la introduciremos en una herramienta de IA para generar una imagen. Es un momento bastante divertido porque vamos a comprobar si lo que hemos escrito tiene suficiente información para que una máquina “entienda” cómo somos.
Importante: la IA no “adivina” nada, ni sabe quién eres; simplemente interpreta el texto. Si la imagen final no se parece a ti, no significa nada sobre ti: solo significa que faltó alguna parte de la descripción. De ahí lo interesante del ejercicio.
Y después… comparamos y reflexionamos
Cuando tengamos la imagen generada:
- ¿Se parece a ti?
- ¿Has sido capaz de describirte bien?
- ¿Qué detalles se te pasaron por alto?
- ¿Qué añadirías para que la imagen fuese más fiel?
- ¿Qué has aprendido sobre observar?
También podrás escribir una reflexión final sobre tu proceso, cómo te has sentido describiéndote y qué has descubierto sobre ti y sobre el uso responsable de la tecnología.
Por qué esta actividad es importante
- Observar es fundamental en arte. No se puede dibujar algo que no se ha mirado con atención. Aquí entrenas esa capacidad.
- Describir también es crear. Saber expresar con palabras lo que ves te ayuda a comunicar mejor, a entenderte y a entender a otras personas.
- La tecnología suma, pero no sustituye. La IA funciona bien cuando tú trabajas bien. Necesita tus palabras, tu mirada y tu pensamiento.
- Cada persona es única. Esta actividad no busca comparaciones, ni juicios, ni favorecer estereotipos. Tu rostro es tuyo, personal, y se describe desde el respeto, la diversidad y la igualdad.
Materiales que necesitarás
- Un espejo o una foto tuya reciente.
- Ordenador o tablet para investigar vocabulario.
- Papel o cuaderno para escribir.
- La herramienta de IA que usaremos en clase.
- Ganas de observarte con cariño y sin prisas.
Tiempo aproximado
- 10–15 min → observación
- 20 min → búsqueda de vocabulario y redacción
- 10–15 min → generación de la imagen
- 10–15 min → comparación y reflexión
- 10 min → puesta en común
