Gözü Açık, Turquía – 8 de marzo de 2025
Cada 8 de marzo, mientras el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, en un remoto pueblo de la Capadocia se lleva a cabo una festividad única en honor a un fenómeno astronómico inexplicable: La Fiesta de los Tres Soles.
Este evento rinde homenaje a un acontecimiento que se repite todos los años el 28 de febrero, cuando, antes de la salida del sol, tres esferas de fuego aparecen en el horizonte, flotando sobre las antiguas formaciones rocosas del valle.
Estos tres soles se elevan en perfecta sincronía, iluminando el pueblo durante varios minutos antes de desvanecerse justo en el momento en que el gran sol emerge en el horizonte.
Desde hace siglos, el triple amanecer ha desconcertado a científicos y observadores del cielo, sin una explicación definitiva. Algunas teorías sugieren que es un efecto óptico causado por la atmósfera, otras lo atribuyen a reflejos en la geología de la Capadocia, mientras que las más místicas creen que es una ventana a otros universos, abierta cada 28 de febrero.
Sin embargo, la explicación que más arraigo tiene entre los habitantes de Gözü Açık no se basa en la ciencia, sino en la historia y el simbolismo de la luz como fuerza de sabiduría.

Según la tradición local, estos tres soles no son reflejos ni ilusiones, sino visitantes sagrados.
Se cree que representan las tres fuerzas de la lucha por la igualdad de la mujer: la voz de las mujeres del pasado, la lucha de las mujeres del presente y la esperanza de las mujeres del futuro.
La creencia más defendida por los lugareños sostiene que, cada 28 de febrero, el universo elige a 3 mujeres que brillan en el día a día en la defensa de la igualdad y, sin que sean conscientes de ello, son invitadas a sobrevolar la región para que dejen un rastro de sabiduría que ilumine aquellas tierras.
Así, cada año, cuando los tres soles emergen en el horizonte, los habitantes de Gözü Açık los contemplan en silencio, sintiendo que su luz trae consigo la fuerza y el legado de quienes han luchado por la igualdad. Es un espectáculo celestial, además de un símbolo de que su resplandor sigue guiando el camino, incluso cuando desaparecen con el alba y el gran sol toma su lugar en el cielo.
Los ancianos del pueblo aseguran que el cielo no puede recibir a los tres soles sin la preparación adecuada, y es por eso que, en los días previos al 28 de febrero, el viento actúa como un guardián del equilibrio.
El viento empieza a recorrer el valle, sopla con fuerza cuando es necesario y detiene su movimiento cuando el cielo ya está listo. Su tarea es preparar el firmamento, y despejar el camino para que los tres soles puedan ascender sin interrupciones en la madrugada del día exacto, el 28 de febrero. Quienes han vivido muchos amaneceres en Gözü Açık saben que este viento no es una coincidencia: es la señal de que el mundo se está preparando para el gran acontecimiento.
Cada año, los tres soles no solo iluminan el valle desde el cielo, sino que también descienden hasta el pueblo, y visitan las casas excavadas en la roca. Se postran de rodillas para acceder al interior por los estrechos y angostos pasadizos y su luz se introduce en los hogares de piedra, recorre los túneles, se desliza por huecos en el suelo tan pequeños que apenas cabría un pequeño animal y desciende a las habitaciones más profundas.
A pesar de todo lo dicho anteriormente, no todos los soles reciben la celebración del 8M con el mismo entusiasmo. Según algunos testigos, uno de ellos parece cada año más reticente a participar en los festejos del día 8 de marzo. Su luz palpita con un murmullo de descontento. El motivo es que cuestiona la necesidad de fijar un solo día para honrar la lucha de las mujeres, cuando su brillo debería reconocerse todos los días del año.
Los ancianos del pueblo, con una sonrisa, explican que ese sol acaba de cumplir 40 millones de años y está entrando en una era en la que se está volviendo algo refunfuñón.
—No es que no quiera celebrar con nosotros —dice la abuela Olbap de 94 años—. Es solo que, con los años, uno empieza a fijarse más en los detalles, a preguntarse si las cosas se hacen como deberían o si podrían ser mejores. Nos hacemos mayores.
Al final, da igual cuánto dudemos o cuánto discutamos, la luz siempre encuentra su camino, porque no nació para esconderse, sino para brillar donde más se necesita.
Mientras los científicos siguen debatiendo la naturaleza de los tres soles, los habitantes de Gözü Açık tienen su propia verdad: la lucha por la igualdad es como la luz, y cuando se abre paso, no hay cueva, túnel angosto ni rincón que pueda impedirle entrar.
Por ello, cada 8 de marzo, este pequeño pueblo turco celebra La Fiesta de los Tres Soles, recordando que la luz del pasado, del presente y del futuro brilla en cada mujer que lucha por sus derechos.

Desde Gözü Açık, donde cada 28 de febrero tres soles iluminan el amanecer, deseamos un feliz Día de la Mujer a todas aquellas y todos aquellos que, con su luz, hacen que cada día sea 8 de marzo.
Y que el sol siga colándose por las rendijas.